En una fuertemente ventosa tarde madrileña, aterrizamos en Madrid una parte representativa de los componentes del grupo literario Generación Bibliocafé, dispuestos asentar plaza en la Villa y Corte.
Procedentes de Valencia, de Málaga, de Madrid...incluso de ¡Tenerife! Muchos ni se conocían en persona, sólo por la red social y por la lectura de sus textos, con lo que este acto no sólo tenía la importancia de presentar al grupo y los libros del grupo en Madrid, sino fue un agradable encuentro entre los propios componentes.
Pero no sólo fue eso: el público llenó el local, la Librería Le, sita en Castellana, 154. Otros autores madrileños hicieron acto de presencia, como Olalla Garcia y María José Galván,...y probablemente alguno más que se me despistó.
Presentó el acto Mauro Guillen, como coordinador y alma del grupo, a raíz de cuyos cursos de auto edición surgió el germen de lo que somos ahora. Dos años, siete libros de relatos,...y muchos proyectos.
Después fueron hablando algunos más: Herminia Luque, incorporada hace poco al grupo desde Málaga, y que habló de la relación del cine con la escritura, de la imaginación como fuente de la ficción. Antonio Briones, madrileño, comentó acerca de los problemas de la edición para los autores noveles y de su relación con el grupo, amenazandonos, con gran dosis de humor, con cantarnos una canción...Gonzalo Muro, también madrileño, hizo unas sugerencias muy interesantes sobre como la limitación y acotación de tema, fechas, márgenes, que al principio puede parecer un handicap pero resulta muy favorecedor para la creatividad ( y esto se podría aplicar no sólo a la literatura sino a las artes en general, en mi opinión); también se explayó sobre la soledad del escritor, que vierte en sus textos sus reflexiones, sus sueños e imaginaciones, y las diferentes versiones que luego el público lector puede dar a aquello que en principio fue escrito para sí mismo...
Luego hubo cambio de componentes en la mesa, (por las limitaciones del espacio) y pasaron al estrado la tinerfeña Felicidad Batista, que hizo una intervención muy poética, sobre los libros visibles e invisibles, leyendonos un microrrelato (por el que recibió un premio en Chile) y la valenciana María Tordera, que departió sobre la relación con el grupo y sus comienzos.
Cerró el turno de intervenciones Sergio Barce, procedente de Málaga, (aunque originario de Larache) que hizo una intervención muy jocosa y divertida, asegurando creer que el grupo era una ficción virtual...hasta hoy, que nos puso cara.
Unas palabras finales de Mauro, animando al público a comprar ( y sobre todo, a leer) nuestros libros de relatos, dieron vía libre del público hacia el vino y la picaeta valenciana, generalizando se ya la charla, animados por el calor del caldo valenciano y la hora.