ALEXANDRE DUMAS
Trad.: Javier Albiñana
Nórdica Libros, 2013
Novela
corta o relato largo del prolífico escritor francés, está ambientada en 1841, o sea, en una época contemporánea del escritor; tiene todos los
ingredientes de la mayoría de
sus obras: tensión
emocional, amistad, lealtad, amor y una pizca de misterio gótico. Además, el propio Dumas se introduce
dentro de la narración,
contando en primera persona el relato e implicándose como testigo de los hechos relatados y oyente de las
confesiones de sus protagonistas. Si alguien ha visto la película de 1941 con Douglas Fairbanks jr
(haciendo el doble papel de Louis y Lucien )he de advertir que no tiene apenas
que ver con el texto de Dumas. Se ha llevado al cine en otras ocasiones, pero
desconozco las demás
versiones.
¿Es lo mismo matar que asesinar? ¿Es inevitable la venganza? ¿El honor merece pagarse con la vida?
Todos estos interrogantes y algún otro más los encontrará el lector a lo largo de estas páginas. Dos hermanos gemelos, de la
familia corsa de Franchi, que nacieron siameses y fueron separados de su nexo físico a poco de nacer, han
desarrollado vidas con inclinaciones diferentes, uno por las letras y la vida
refinada y el otro por las armas y la vida violenta y peligrosa. Sin embargo, mantienen un fuerte vínculo ente ellos: lo que uno sufre o
disfruta, lo siente el otro en su propia piel, aunque estén separados. Si le ocurre alguna
emoción muy
fuerte o alguno de ellos corre peligro, el otro hermano lo percibe
inmediatamente. Y otra peculiaridad familiar, no sólo entre ambos hermanos sino que les
viene de generaciones anteriores es que, ante la inminencia de la muerte,
reciben la "visita" del último familiar muerto, para advertir al vivo. Las
apariciones se suceden, pues, como también las muertes/asesinatos. Pero también hay un intento de resolver un
problema de honor por la vía racional, lo cual es presenciado por el escritor como
testigo y destacado como un progreso social.
Todo
esto, así como
las tradiciones corsas donde el espíritu de las vendettas y la violencia entre clanes
familiares se vive a flor de piel, donde el honor se lava con sangre y es
imposible escapar si se ha mancillado a alguien, conlleva un clima narrativo
que al escritor, como personaje que cuenta la historia, le resulta por un lado
atractivo (como narrador) y por otro sé siente horrorizado ante tamaña brutalidad.
La
historia tiene un final previsible aunque dramático, pero llegamos a ella por una serie de pasos que se
van desvelando paulatinamente y el escritor quiere que el lector comparta su
fascinación por
el descubrimiento de estas dos visiones del mundo tan contrapuestas: la corsa,
más vital y asilvestrada, y la
parisina, que podría
simbolizar un mayor grado de progreso cultural, pero que, sin embargo, mantiene
la practica de los lances de honor, con lo que Dumas parece darnos a entender
que tampoco ha habido un progreso en cuanto a la naturaleza humana básica. Ambas son formas brutales de
resolver divergencias que podrían ser resueltas de modo racional o por medio de la
Justicia. Sólo las
formas varían,
pero el drama de la violencia, la competitividad, el honor y el amor, los celos
y la lealtad, son cosas que siguen existiendo a pesar de todo.
Ariodante