EL ÚLTIMO BANQUETE
JONATHAN GRINWOOD
Traducción
María Maestro
Alevosía
Editorial, 2014
Novela muy peculiar en cuanto a la forma en que
esta narrada, y también en cuanto al personaje de cuya vida se nos va a hablar.
La época está situada en el siglo XVIII, y casi asistimos a todo él, desde 1723
hasta 1790. El Rey, Luis XV es un niño poco mayor que nuestro protagonista, que
también lo es. La situación social, una vez salidos de la férrea mano del Rey
Sol, se va deteriorando por momentos, del mismo modo que las ideas ilustradas
se expanden en los círculos sociales de la nobleza y de la ascendente
burguesía.
El marqués D’Aumout es el protagonista, y la
historia nos la cuenta el mismo, a veces en pasado, y a veces en presente,
cuando el autor quiere resaltar los hechos a relatar, lo cual crea una sensación
especial, a la que pasamos casi sin darnos cuenta. Un Jean Marie D'Aumout de
corta edad es encontrado por el Regente, a la puerta de su mansión, asaltada
por los campesinos y muertos su padres. Recogido, llevado a escuelas y educado
como noble, (puesto que lo era, aunque sin posesiones ni herencias), a lo largo
del libro desarrolla su iniciación en la sociedad, al proceso educativo y
ascenso social cuando finalmente desposa a una joven noble de muy buena
posición, tras un hecho heroico por su parte, durante una cacería.
En la escuela secundaria coincide con otros tres
compañeros cuya amistad y relación se mantendrá a lo largo de los años y de los
distintos modos de vida de cada uno. Jerome, Emile y Charlot serán los hitos
que marcarán la evolución de Jean Marie, así como sus esposas y amantes, con
las que practica un sexo muy en la línea de los librepensadores de la época.
Asimismo, veremos a través de todos ellos la deriva de Francia hacia la revolución.
Todos esos ingredientes componen un puchero que se irá cociendo a fuego lento.
Y ello nos lleva al tema principal. Jean Marie,
desde su más tierna infancia, desarrolla un desmesurado interés y afición al
gusto, a los sabores: saborearlo todo, olerlo todo, probarlo todo, tanto si es
comestible como si, simplemente, es una excreción humana o animal. Tal pasión
le lleva en sus años jóvenes, a aprender a cocinar, para -en secreto, pues no
es tarea de nobles- preparar y degustar piezas problemáticas y poco
convencionales. Es el verdadero interés de su vida: la comida y los sabores en
general, sobre los que realiza estudios, apuntes, escritos, clasificándolos,
estudiándolos, y disfrutando con ello. A veces degusta mamíferos, peces o aves
poco corrientes, otras -en casos de extrema necesidad- come reptiles y hasta
insectos. Y proporciona las recetas, que salpicarán toda la novela.
Pero los sabores humanos le atraen también, no
tanto para comerlos, sino para probarlos, siempre esa curiosidad permanente sobre
el sabor....e investiga, siempre que puede, las secreciones propias y ajenas,
(de sus amantes o sus mujeres, e incluso a veces, de sus hijos o de sus
amigos), gustos y olores que le remiten a las comidas que todos han hecho
antes, y cuyas huellas detecta, como buen gourmet.
Respecto a sus ardores culinarios, las variadas recetas que acompañan el texto
narrativo ilustran el placer con que
disfruta de un plato, un placer que poco diverge del sexual.
Quizás esta afición, que por una parte le lleva a contactar
con miembros de la Enciclopedia, o a mantener relación epistolar con Voltaire,
o con Benjamin Franklin (y su amante negra, que le acompaña y sabe de muchos
modos de cocinar animales salvajes) interesados tanto en sus
"cocciones" como en las ideas que sustentaban estas prácticas; por
otra parte, le lleva a acercarse emocionalmente al reino animal, hasta el punto
de convivir con una tigresa en su propia casa, y mantener una especie de
zoológico en sus jardines. Así como hay personas que casi prefieren la
fidelidad de su perro, al que consideran de la familia, Jean Marie disfruta con
la fidelidad de su tigresa, que le acompaña hasta sus últimos momentos.
En cuanto a la parte histórica, es curioso lo que
nos muestra de la vida en Versalles, en la corte de Luis XV, y más tarde su
frustrada misión en Córcega, y ahí aborda el tema del nacionalismo corso, la
vida y costumbres en la isla; describe las familias y mansiones de sus amigos
de la infancia, tan dispares; el mundo femenino, su manera tan poco habitual de
relacionarse con las hembras...en fin, es una manera novedosa de presentarnos
una época de modo que nos parece descubrirla de nuevo. Librepensador, Jean
Marie es consciente de que pertenece a una concepción del mundo que se acaba, a
una clase en proceso de desaparición, a
un cambio radical en usos y costumbres; y lo acepta, pero prefiere tomar la
iniciativa.
Novela realmente atractiva, porque no sólo sigue el
desarrollo de una mente muy peculiar, sino que además el lector está inmerso en
la época, y ve venir el estallido final, pero siempre desde un ángulo muy
distinto del habitual. Con una perspectiva poco común. Tiene tramos muy bellos,
otros algo repelentes por algunas descripciones culinarias, pero en conjunto es
una novela que merece la pena, da que pensar además de disfrutar leyéndola.
Jonathan Grimwood (Malta,1953) pasó su infancia entre Extremo Oriente, Inglaterra y
Escandinavia. Es escritor de novelas negras y de corte histórico, por las que
ha sido galardonado o nominado para importantes premios como el BSFA, y
colaborador habitual en The Guardian, The
Times, The Daily Telegraph y The Independent. Vive entre Winchester y
París. El último banquete, es su
primera novela publicada en español.
Ariodante