JOHN
WILLIAMS
Trad.:
Luis Murillo Fort
Lumen,
2013
Texto
impregnado del espíritu de R.W. Emerson y de D.H. Thoreau, cuyas ideas se
enseñorean sobre todo él. En estas palabras, que el autor
cita en un texto más largo, al comienzo de la novela, extraídas de su libro Naturaleza, Emerson verbaliza su idea
del hombre como ser preeminentemente natural, idea que irá emergiendo a lo
largo de esta novela: “Descubrimos aquí que la naturaleza es la circunstancia
que empequeñece cualquier otra circunstancia y que juzga, como un dios, a
cuantos hombres acuden a ella.”
Hacia
1870, la guerra civil ha acabado, pero los Estados Unidos están en proceso de
formación, aún quedan territorios vírgenes al lejano Oeste y el joven universitario
bostoniano Will Andrews, recién graduado en Harvard, toma una decisión que
cambiará su vida radicalmente: abandonar el civilizado mundo que conoce, y viajar
al más lejano Oeste buscando vivir en intensa unión con la Naturaleza, en los
lugares más silvestres posibles. Will se dirige a un pequeño pueblo perdido de
Kansas llamado Butcher’s Crossing, en el que su padre le ha recomendado a una
persona que puede orientarle, un tal McDonald. Este le ofrece trabajar en su
oficina de compraventa de pieles, pero Will no quiere encerrarse entre cuatro
paredes, busca el contacto con la
naturaleza, así que es dirigido a su vez a un maduro cazador de bisontes,
Miller.
Miller
y Andrews, acompañados de otros dos hombres, Charley Hoge y Fred Schneider emprenden
un aventurado viaje que los llevará a un valle paradisíaco y deshabitado, donde
los bisontes abundan a millares. Uno tras otro van siendo cazados por Miller,
en una euforia sangrienta, pero el panorama cambia repentinamente y las cosas
se complican. “Por un momento, mientras se adentraban en el bosque, Andrews
tuvo la sensación de estar hundiéndose, como si una blandura sin márgenes ni
señales de ninguna clase lo estuviera absorbiendo desde abajo. El sonido de los
caballos al respirar, el de los cascos sobre el borrajo, e incluso las pocas
palabras que intercambiaban los jinetes, quedaba amortiguado por la quietud de
la foresta, todo sonaba distante y calmo, parejo y uniforme, ya fuera el
resoplar del caballo o la voz de uno de los hombres; parecía que aquellos
sonidos amortiguados procedieran no del grupo en movimiento, sino del bosque,
como si en su interior hubiera un corazón gigante empeñado en hacerse oír.”
La
narración está contada en tercera persona, si bien el punto de vista elegido es
el del joven Andrews, y es a través de él que miramos el paisaje y el paisanaje
que le rodea. No sabemos qué motivo le produjo ese ansia por fundirse con la
Naturaleza, pero lo cierto es que el único que consigue su objetivo es él. Porque aunque la aventura de los bisontes no termina
tal y como ellos esperaban, la aventura vital de Andrews de hecho, solo acaba
de empezar. Viaje iniciático, no solo
hacia la naturaleza sino a la vida, el de Andrews le transforma de joven
apocado, débil y tierno, en un hombre curtido, que ha aprendido a sobrevivir en
las condiciones más duras, ha soportado hambre y sed, frío y calor intensos,
luchado con condiciones muy adversas, y convivido con tres hombres duros,
solitarios e independientes. Algo de ellos se contagia a todo su ser, haciéndole
un solitario como ellos, reforzando su individualidad y dándole la fuerza y el
valor para seguir adelante en la vida que ha elegido, finalmente: la vida
natural, la integración en la naturaleza como un ser natural más, viviendo las
sensaciones de cada momento y las emociones que la propia vida silvestre y
salvaje le van a producir.
El
grupo se va sumergiendo en una creciente sensación de soledad, no solo del
paisaje sino entre ellos mismos, que se aíslan cada vez más, hasta llegar un
momento en que el equipo se diluye en cuatro individuos cuyos actos y
movimientos se independizan del resto, ignorando la compañía. Los intereses de
cada uno, que en el inicio del viaje eran compartidos, ahora divergen. Miller
está dominado por la pasión enfermiza de la caza, Hoge se encierra en su mundo
interior de miedos religiosos, Schneider está obsesionado con regresar a la
civilización; y finalmente, es Andrews, el más joven, el único que vive toda
esta aventura intensamente y una vez superado el miedo inicial, asume su
condición y llega a disfrutar asimilándose a lo que le rodea; en suma, consigue
lo que buscaba.
Williams,
en una parte de la narración, cita un texto de Emerson: “De pie sobre la tierra desnuda, bañada mi frente por el aire leve y
erguido hacia el espacio infinito, todo mezquino egoísmo se diluye. Me
convierto en un globo ocular transparente; nada soy: veo todo. En el
paisaje tranquilo y, especialmente, en la lejana línea del horizonte, el hombre
contempla algo tan hermoso como su propia naturaleza.” Y sigue el
texto de Williams, mostrando lo que siente su personaje: “Entre los árboles y
al fondo del ondulado paisaje, había atisbado el lejano horizonte de poniente;
y allí, durante una fracción de segundo, contempló algo tan bello como su
propia y desconocida naturaleza.” El Andrews que retorna a Butcher’s Crossing,
mira la vida de un modo muy distinto al joven que partió. Como ya le advirtió
Francine, la prostituta del pueblo, “volvería distinto”. Y la misma relación
iniciada y frustrada con la chica, cambia radicalmente al volver. Su
comportamiento anterior era casi el de un adolescente, y al año siguiente ya es un hombre. También el
pueblo ha cambiado completamente, y no solo el pueblo. Las cosas en general ya
no son como antes. Los viejos proyectos ya no funcionan y hay que adoptar
nuevas estrategias.
Pero
Andrews ya sabe lo que quiere y elige su camino.
Lectura
apasionada y apasionante, de ritmo in
crescendo y descripciones escuetas pero que nos transportan a ese entorno
salvaje que imaginamos con facilidad.
John Williams (1922-1994) nació y se
educó en Texas. Dejó los estudios cuando era muy joven y se alistó en el
ejército del aire. De vuelta a casa, se matriculó y graduó en la Universidad de
Denver, para trabajar luego como profesor en esa misma institución hasta jubilarse
en 1985. A lo largo de su vida, fue alternando el trabajo de profesor con la
escritura: empezó con Butcher’s Crossing,
luego publicó Stoner, y finalmente Augustus, por la que fue galardonado con
el National Book Award. Suyos son también dos volúmenes de poesía. Si hay un
eslabón perdido, y ahora finalmente encontrado para el público español, que une
a Melville con Cormac McCarthy, ese es John Williams.
Ariodante