Eva
García Sáenz
Espasa Libros, 2014
Esta es la segunda
novela de Eva García Sáenz, tras el éxito internacional de La Saga de los Longevos. En esta ocasión, la escritora alicantina
cambia de registro, manteniendo un punto común: una saga familiar. Con esta
novela transportará al lector a tierras exóticas, le bañará en aguas
cristalinas y acogedoras del océano Pacífico, y asimismo le sumergirá en las
aguas frías y turbias del mar del Japón. Buscará y encontrará brillando en sus
manos las deseadas perlas negras…que le cobrarán un alto precio en su vida.
No es uno,
sino varios pasajes a esa isla polinesia, los que componen esta historia, porque
no hay un único protagonista, sino tres, aunque no al mismo nivel. Y cada uno
de los tres nos cuenta su versión de la historia común. La narración está situada
en el último tercio del siglo diecinueve y el primero del veinte, y centra su
atención en una intriga familiar, en las relaciones entre sus miembros,
desarrollando dos opciones vitales masculinas y dos concepciones del mundo,
entre las que oscilará la femenina de Laia. Una serie de sucesos inquietantes
hacen que Denis decida investigar el pasado familiar que se remonta a Tahití. La
documentación histórica está muy cuidada, así como la técnica tanto sobre la
extracción de las perlas como sobre su cultivo y recreación artificial. Hay
personajes reales, algunos muy conocidos, como el pintor Gauguin, o Matisse,
que transitan, de modo secundario o como simple cameo, a lo largo de la obra.
No la
considero, sin embargo, una novela histórica, tampoco de historia-ficción como
lo era la anterior, ni se trata de una novela psicológica. Es, esencialmente,
una historia de amor, de amor entre personas muy diferentes, amor pasión y amor
filial, y también de amor a la naturaleza y a la vida. Una novela de sentimientos,
donde priman las emociones. Y si bien la autora se decanta más por una de las
figuras masculinas, no es a costa de demonizar
a la otra. Una, la de Bastian, representa el idealismo, la vida natural, lejos
de la civilización occidental, una vida de salvaje, como la opción de Gauguin;
la otra, la de Hugo, representa el realismo, el hombre emprendedor occidental
que no solo trata de enriquecerse con su proyecto industrial sino de crear
trabajo y prosperar, cubriendo un vacío productivo en una zona venida a menos,
como en el caso de Baleares. No todo el mundo está dispuesto a quedarse en
una isla del Pacífico viviendo de lo que da la naturaleza. Tan valiente es el
que se va como el que se queda. Ambos han de salir adelante partiendo de cero,
pero las perspectivas y metas de uno y otro son abismalmente diferentes. Y
Laia, la protagonista femenina, es el pivote, el fulcro sobre el que oscilan
las dos vidas en el balancín. Ciertamente, es más romántica la opción idealista
de Bastian, pero la vida que Hugo ofrece a Laia, a pesar de ser más
tradicional, no deja de ser una opción viable, que muchas mujeres comunes
desearían. Pero Laia no es una mujer común. Y ese es su atractivo.
Para que no
nos perdamos en el rompecabezas de los distintos puntos de vista, y las distintas
épocas desde las que se narra, cada capítulo lleva el nombre del personaje y la
fecha desde la que se sitúa su versión.
Y tanto la versión de Laia como la de Bastian están narradas en primera
persona, contando los hechos desde su perspectiva. La tercera versión, está
narrada en tercera persona y por ella conocemos los hechos sucedidos desde 1929
en Manacor (Mallorca), donde la familia Fortuny, encabezada por el primogénito
Denis, dirige una próspera empresa de perlas artificiales.
En realidad,
diría que es Bastian el verdadero protagonista. Al menos, la autora nos hace
comprender mejor a este hombre contradictorio, asilvestrado, individualista,
que resulta atractivo. El choque de costumbres entre los europeos que llegan a
Tahití, las distintas reacciones ante un mundo tan exótico y tan impregnado de
naturaleza, ante los indígenas, la supervivencia de unos y otros, son
contemplados por el lector, que va recorriendo junto a los personajes todos
esos paisajes y paisanajes. El personaje de Laia es más difícil de comprender, más
complejo y menos definido, al menos hasta el final de la novela no sabemos muy
bien sus más íntimos motivos. Los personajes indígenas, la familia polinesia
que acoge a Bastian así como las ama
japonesas, son muy curiosos y llamativos, muy humanos. La contraposición del
mundo japonés con el polinesio es interesante. Vemos en todo caso como es
Bastian el que se adapta a las costumbres y usos locales, no al contrario.
Occidente se pliega ante Oriente.
La novela desarrolla
una buena trama y cierra el círculo que se abre al principio. Entretenida,
intrigante, exótica, emotiva, con todos los ingredientes de un buen
melodrama…una novela atractiva para el gran público, sin duda.
Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) vive en Alicante
desde los quince años. Se diplomó en Óptica y Optometría y durante una década
ocupó varios puestos de dirección en el sector óptico. En la actualidad trabaja
en la Universidad de Alicante, además de impartir ponencias y cursos de redes
sociales. Casada y madre de dos niños pequeños, durante tres años dedicó todas
las noches a documentarse y escribir su primera novela: La saga de los
longevos. Después de esperar una respuesta por parte de las editoriales,
decidió autopublicar su novela en Amazon, la mayor librería online del
mundo. Para ello contrató su propia portada, diseñó su página web y se lanzó
ella sola a dar a conocer su novela en Internet. Luego fue publicada por La
Esfera de los Libros. Tras La saga,
llega ahora su segunda novela.
Ariodante