Eugénie Grandet, histoire de province
HONORÉ DE BALZAC
Prólogo: Mario Vargas Llosa
Trad. y notas: Mauro Armiño
Ed. Siruela, 2010
En esta novela
Balzac nos muestra su grandeza literaria y moral. En ella, situada en la época
de la Restauración, al mismo tiempo que muestra la vida provinciana, por
contraste con la de la capital, hace una breve historia de la ascensión social
de Félix Grandet en un pueblito francés de provincias, Saumur. Ascensión que
podría ser el arquetipo de cómo otras muchas fortunas se crearon a la sombra de
la revolución y de Napoleón. De
tonelero, Grandet pasa a ser un hábil negociante, rico terrateniente y
millonario… pero tiene un grave defecto: la avaricia. Lo que podría
considerarse beneficioso como hombre emprendedor, lo mancilla con esa obsesión
por el refulgir del oro, puesto que no solo él, sino toda la familia (esposa,
hija y Nanon, la criada) ha de sufrir las inconveniencias de ese carácter
insano. El personaje de Nanon es el contrapunto: es, por así decirlo, la
asistente, la “todoterreno” personal de Grandet, la que le soluciona asuntos
por la puerta de servicio. Fiel al jefe, pero también a la esposa y sobre todo
a la hija de la familia, ayudará a unos y a otros, manteniendo el frágil
equilibrio de la casa. Mientras Eugenia y su madre viven en un mundo ficticio,
envueltas en el celofán de la ignorancia y la ingenuidad, Nanon representa la
realidad, los pies en tierra, el Sancho de la historia.
A la sombra
del avaro, su esposa es una santa mujer que no solo ha aportado su fortuna
personal sino que le aguanta el endemoniado carácter a un hombre que, nadando
en dinero, le regatea la lumbre de su chimenea o de su vela nocturna, la harina
del pan o los contados terrones de azúcar. La única hija (hasta en eso ha sido
avaro), Eugenia, alma cándida, inocente y amorosa que respeta a su padre y le
obedece en todo, será la imagen central de la historia, eje sobre el que gira
la narración. Ignorante de la fortuna de su padre y de sus manejos, insensible
al dinero, Eugenia solo reaccionará
cuando se encuentre ante el amor.
Dos familias
de Saumur se disputan los favores de Eugenia, o mejor dicho, de la futura
herencia de Eugenia: Des Grassins, banquero de Grandet, que quiere casarla con
su hijo Adolphe; Cruchot, abogado de la familia, que quiere casarla con su
sobrino Cruchot des Bonfons. Pero el
amor llegará en la figura de su primo Charles, procedente de París. Un primo
rico y poderoso pero que de repente se encuentra envuelto en la miseria y
ahogado de deudas. La primera admiración de Eugenia se torna compasión y
finalmente, amor apasionado. Y la pasión, ya sabemos, emborrona el juicio. Por su
amado se enfrenta a su padre, precipita la desaparición de la madre y
finalmente, la muerte del viejo avaro deja a Eugenia al frente de una inmensa
fortuna…pero sin amor. Charles llega, enamora y desaparece durante años sin dar
noticia. Años en los que su tío Grandet ha estado toreando a los acreedores con
una serie de burocracias y papeleos, a la espera de que fuera él mismo quien
resolviera su economía. Cuando finalmente retorna, ya ha muerto su tío. Pero Charles ya no es el mismo que Eugenia ha
estado esperando y amando día a día, hora tras hora. Sin embargo, aún Eugenia
cerrará esa puerta con un acto de magnanimidad amorosa: cancelará las deudas
del primo para que este pueda hacer un ventajoso matrimonio parisino. Y
después, se resignará a vivir de recuerdos y de caridad, hará un casto
matrimonio de conveniencia y enviudará joven. Balzac no cuenta más, porque ya
ha dicho lo que tenia que decir. Se ha escrito mucho sobre esta obra, y no me
alargaré tampoco.
La edición de
Siruela comienza con una serie de jugosas citas de Italo Calvino sobre la
lectura de los clásicos. En el prólogo, Vargas Llosa hace una breve glosa de la
vida y obra del gran escritor francés, todo un personaje y con una amplísima
obra, reunida en su proyecto de La
Comedia Humana. Finalmente, el traductor hace una serie de aclaraciones
sobre las diversas ediciones de la obra, y las correcciones y cambios continuos
del autor. Eugenia Grandet fue publicada
por primera vez en el semanario L'Europe
littéraire en septiembre de 1833, primer año de la revista. En 1834 se
publicó ya en forma de libro, en el tomo V de los Études de moeurs au XIX e siècle; más tarde, en 1839, en la
editorial de Gervais Charpentier, con una dedicatoria a la que había sido
amante de Balzac: Maria du Fresnay. En la edición Furne, de 1843, la novela
formaba parte de la serie La comedia
humana, en el primer volumen de Escenas
de la vida provinciana. Se han hecho
versiones cinematográficas de esta novela, siendo la de Mario Soldati en 1946,
(con una magistral Alida Valli en el papel protagonista) una de las más
convincentes.
Ariodante