JOHN MEADE FALKNER
Presentación y Apéndice
de Vicente Muñoz Puelles
Anaya, 2001
Quince años después de ser publicada «La Isla del
Tesoro», y también «Las aventuras de David Balfour»,de R.L. Stevenson, John M. Falkner publica en 1898 «Moonfleet», una novela de
aventuras al más puro estilo «stevensoniano» que tiene todos los ingredientes
del género: joven protagonista con maduro protector, contrabando, criptas
misteriosas, huidas, luchas, búsquedas de tesoros, accidentados viajes marineros,
etc. Es, pues, una novela ideal para lectura veraniega.
La narración está contada por el propio
protagonista, lo que ya nos garantiza que a pesar de verse metido en mil y una
aventuras, muchas de ellas con un final catastrófico, a la postre está en condiciones
de hablar de su vida, rebosante de añoranza por los tiempos de su infancia
y juventud.
Además de un buen libro de aventuras, la novela nos
describe una relación paterno filial entre dos personas que no tienen
parentesco, pero que lo ansían. Elzevir Block, que regenta una taberna en
Moonfleet, ha sufrido la pérdida de su hijo David, y John Trenchard, el joven
protagonista, es huérfano; cuando sus caminos se cruzan, se establece entre
ellos una estrecha relación de amistad y a la vez, encuentran el padre y el
hijo que cada uno busca. El joven Trenchard se meterá en problemas por su
desmedida curiosidad, pero Block cuidará de él y le intentará proteger en lo
posible, si bien, John, rebosante de vitalidad y arrogancia juvenil, acaba por
buscarse mayores complicaciones.
Elzevir Block dirige un grupo de contrabandistas
que faenan entre la costa de Dorset y las islas del Canal. Pero Block tiene un
enemigo, Maskew, que buscará su perdición y la del grupo, hallándola a su vez.
Y Maskew tiene una hijita, Grace, a quien el joven Trenchard adora. La historia
ya está servida.
Las aventuras se desatan con la traición de Maskew,
por lo que Block y John deben huir de Moonfleet, y tras una serie de aventuras
buscando el tesoro maldito de los Mohune, robado al rey por el coronel
Barbanegra y del que John consigue una
pista, habrán de huir incluso de Inglaterra, donde se ha puesto precio a sus
cabezas. En Holanda, donde recalan, también se buscan complicaciones, porque el
joven Trenchard es testarudo y a pesar de que Block le respalda y le ayuda
siempre que puede, llegará un momento en el que las cosas pintarán muy negras.
Pasan años cautivos, John crece y se hace un hombre, y Elzevir envejece. Pero
mantienen esa relación de amistad paterno filial, y llegado el momento, ven la
ocasión de volver a ser libres.
Hay unos pasajes terribles al final de la narración,
la lucha contra la tempestad en un mar embravecido frente a las conocidas rocas
de la infancia y, finalmente el retorno al hogar simbolizado por la luz que se mantiene
encendida a lo largo de los años como imagen de la esperanza. El tesoro de los
Mohune revertirá en buenas obras, redimiendo a su dueño de la culpa y la
maldición.
La novela ha sido llevada al cine por Fritz Lang,
proporcionándonos una excelente película de aventuras, si bien con bastantes
cambios en la historia y en los protagonistas de ella. En una carta de Lang,
citada en el Apéndice, éste dice: «Creo que cada uno de nosotros tiene su
Moonfleet, que es la propia infancia. Quizá eso influyó también en mi aceptación
de la película, mi deseo de volver a ser, al menos durante unos meses, un niño
de once años.»
John Meade Falkner (Manningford Bruce, Wiltshire, 8 de
mayo de 1858 - Durham, 22 de julio de 1932) fue un escritor inglés, famoso
especialmente por su novela de aventuras «Los contrabandistas de Moonfleet».
Además fue un hombre de éxito en los negocios, llegando a ser ejecutivo de una
empresa armamentística durante la Primera Guerra Mundial.
A los trece años, tras la muerte de su madre, se
trasladó a vivir en Dorset, frente a la isla de Portland, paisaje que evocará como
escenario de Moonfleet. Curiosamente, alternó la escritura de guías de viaje,
con dos novelas más, sin demasiado éxito. Fue un gran erudito, interesado en
heráldica, libros antiguos y manuscritos medievales.
Ariodante