PILAR GONZÁLEZ
Ediciones Evohé, 2015
Es este un excelente y muy completo
estudio sobre Roma: sobre la ciudad y su evolución, así como sobre la
civilización romana, madre de la civilización mediterránea, como bien resume
Mommsen en la cita inicial. Aborda el tema desde muchos ángulos, y contiene una
cantidad de datos impresionante. Magnífico libro de consulta, que también se
puede leer, con calma, como una interesantísima lectura, si bien de corte más
académico, aunque con una escritura muy amena y cuidada. La profesora Pilar González es una verdadera
especialista y además, transmite lo placentero que le resulta el tema. Ella
misma reconoce en su introducción que dedicó parte de un año sabático (2000) a
residir en Roma, ciudad que ya había visitado en múltiples ocasiones,
sintiéndose un poco “peregrina y romera”, un poco “viajera curiosa y pía”, pero
nunca extranjera. Irrepetible y único museo al aire libre, como subrayó Byron,
González añade: “el más grandioso de los yacimientos arqueológicos conocidos y
aún por explorar en su totalidad”.
Comienza, obviamente, por el principio: cómo se funda Roma, cuáles son sus orígenes,
entre lo histórico y lo legendario. Aborda
las fuentes de información, por una
parte, las inscripciones latinas de diversas épocas, los fastos triunfales, los
documentos oficiales, leyes reales, tratados, etc. y las fuentes históricas
propiamente dichas: los Anales (conjunto de primeros analistas históricos); por
otra parte, dirige su mirada hacia las fuentes literarias, los carmina o cantos, y los mitos y
leyendas, fabulae, abundantísimos.
Esta es una de las partes más atractivas. De hecho, en todos los apartados del
libro, siempre alude a sus orígenes legendarios o mitológicos.
Además de todo lo anterior, hay una serie
de pistas físicas: vestigios históricos, restos arqueológicos, conseguidos en
las diversas excavaciones a lo largo de la historia, dedicándole atención
especial a las excavaciones arqueológicas, recordándonos que éstas no
comenzaron hasta el siglo XVIII, con el descubrimiento de Pompeya y Herculano, como
más adelante se verá.
Estudiará después los sistemas defensivos,
cuyos comienzos sitúa hacia 378 a.C., según Tito Livio, con los llamados “Muros
Servianos”, (reforzando las primitivas defensas arrolladas por los galos en 390
a.C.) y su final con las llamadas Murallas Aurelianas (271-279 d.C). Del suministro
de agua se ocupa en siguiente lugar, estudiando los diversos acueductos a
partir del primero, construido por Appio Claudio Caeco en 312 a.C.. La
reordenación administrativa de Roma corrió a cargo de Augusto, que la dividió en catorce distritos,
y la autora pasa a analizar cada una de las zonas y monumentos que considera
fundamentales.
El
Palatino, la colina donde se asentó la Roma de
Rómulo, es estudiada a fondo en un capítulo, desde la inicial configuración
topográfica (la Roma Quadrata), el siguiente proceso de desarrollo urbanístico
hasta su conversión en la casa oficial de los césares, y sede de diversos
templos, el Hipódromo o Estadio, etc.
El
Capitolio, fortaleza natural de la ciudad, al ser
una roca aislada y la colina más pequeña de las siete tradicionales, ha
mantenido el carácter religioso y sagrado que tuvo desde sus orígenes. La autora
estudia no solo su formación e historia, sino también el área capitolina.
El
Foro (Forum Magnum) es, obviamente, otro de los
puntos de atención centrales, que en la época antigua era el centro de la vida
romana, hasta el Imperio, convirtiéndose durante el medioevo y renacimiento en
cantera para la edificación de muchas mansiones.. Asimismo se describen y
estudian los llamados Foros Imperiales
que ampliaron el Forum Magnum desde César.
El amplio valle entre el Palatino, el
Esquilino y el Celio, en cuyo centro se halla el Coliseo (Anfiteatro Flavio), es
denominado Valle del Anfiteatro. En
él se hallan, además, el colosal Arco de
Constantino, la fuente Meta Sudans (inexistente en la actualidad) , y el
Cuartel de los Gladiadores. El Coliseo (nombre que comenzó a usarse a partir
del medioevo) sigue siendo, después de veinte siglos, uno de los edificios más
emblemáticos de la ciudad.
El Esquilino
es la más grande de las siete colinas, sede de Santa María Maggiore, San Pietro
in Víncoli, la Domus Aurea, las Termas de Trajano y las de Tito, etc. La autora
revisita cada uno de los monumentos contando las leyendas que hay sobre sus
orígenes o los vestigios arqueológicos, en su caso.
A continuación le toca el turno al Campo de Marte, que ocupa la antigua
llanura que se encontraba fuera de los muros servianos, y que servía de campo
de entrenamiento militar, de ahí su nombre. Constituyó en siglos posteriores,
una inmensa zona de expansión de la ciudad. Agripa fue el responsable del plan
reurbanizador de la zona, incluyendo el Panteón entre uno de los nuevos
edificios, así como unas Termas y la Basílica de Neptuno. Más adelante se situó
el Mausoleo de Augusto y Ara Pacis Augustae, las columnas de Antonino Pío y de
Marco Aurelio.
El Quirinal,
sede ancestral de los sabinos, es otro de los focos de atención, su historia,
descritos todos sus monumentos, las diversas termas, sepulcros y santuarios,
fuentes (que aborda en apartado especial).
El Celio,
antiguamente denominado “monte de las encinas” es una colina muy boscosa aún,
que tuvo un carácter residencial, siendo sedes de muchas villas famosas.
Actualmente está poblada por diversas iglesias, basílicas, palacios y criptas.
A destacar San Stefano Rotondo, (fines siglo V) por la peculiar estructura del
templo. Y por descontado, la inmensa basílica San Juan de Letrán (San Giovanni
in Laterano), fundada por Constantino. Y primera residencia de los Papas.
El
Aventino, antiguo Mons Murcus, es la más baja de
las siete colinas, zona residencial, es sede de diversos templos, mitreos y
termas (las de Caracalla, entre ellas) así como del santuario de la Bona Dea
Subsaxana, la pirámide de Cayo Cestio, etc.
El Circo
Máximo, dedicado principalmente a carreras de carros, que era el
espectáculo más exitoso entre el público.
Se estudia en este apartado no solo las actividades y sus protagonistas,
sino también los cambios producidos por
los diversos emperadores, y la
estructura básica del circo.
El Trastevere,
Gianicolo y Vaticano. El Trastevere es en la actualidad uno de los barrios
más típicos y personales de Roma. Fue punto difusor del cristianismo y lo
pueblan diversas iglesias, siendo la más importante Sta. María in Trastevere. Así
como destacan la Villa Farnesina, y el Palazzo Corsini.
El Janículo o Gianicolo, monte dedicado a
Jano, también llamado la octava colina de Roma, estaba en sus inicios en
territorio etrusco. Cubierto de bosques, hay también muchas villas e iglesias,
destacando San Pietro in Montorio; pero principalmente, está ligado en la
actualidad a la figura de Garibaldi y al Risorgimento, cuyas figuras
principales están esculpidas y situadas en distintos parajes de la colina.
El Vaticano, en tiempos muy antiguos
estuvo destinado a enterramientos; Calígula y Nerón construyeron su circo en
esa zona, Trajano su Naumaquia y Adriano su Mausoleo, el actual Castel
Sant’Angelo. El emperador Constantino construyó la primera basílica en
326. Las obras de San Pedro se iniciaron
en 1506 de la mano del papa Julio II. La ciudad-Estado del Vaticano surgió en
1929, a partir del Tratado de Letrán entre la Santa Sede y el Estado Italiano.
La Via
Appia Antica, punto de comienzo y de retorno, fue trazada en 312 a.C.,
desde el Circo Máximo extendía su primer tramo de Roma hasta Capua, y poco a
poco fue ampliándose, llegando hasta Brindisi en 191 a.C. Tumbas, arcos,
iglesias, columbarios, torres y villas la festonean, bordeándola, sobre todo en
el primer tramo. En los primeros años del cristianismo, se abrieron túneles
(catacumbas) subterráneos para sus enterramientos, que debían ser secretos. Catacumbas
que llegaron a los 300 kms. Y aún no han salido todas a la luz.
Atención aparte requieren los Obeliscos de Roma, muchos de ellos
extraídos de Egipto. Prácticamente ninguno se halla en su ubicación original.
Hay trece obeliscos en Roma de los que solo ocho son egipcios, el resto son
réplicas romanas. En el capitulo dedicado a ellos, se estudian uno por uno,
origen, traslado, ubicación, etc.
No podía faltar un capitulo dedicado a las
Fuentes de Roma. Pocas ciudades hay
con tantas y tan artísticas fuentes, alimentadas por los numerosos acueductos
que suministran agua a la cuidad. La más monumental y conocida, (sobre todo
después de que Anita Ekberg se bañase en ella) es la de Trevi, pero son muy
destacadas las de la Piazza Navona, o la de los Cuatro Rios. En la Fontana de
Mose o del Acqua Felice también se bañaría otro actor, Paul Douglas, en la
película “Fortunella”.
Se repasan, finalmente, las
transformaciones históricas y urbanísticas de la ciudad de Roma, a partir del
traslado de la capital del Imperio a Constantinopla/Bizanzio. La decadencia
urbanística y social en el medioevo fue un proceso paulatino. La entrada de los
bárbaros asoló las pertenencias y las vidas de muchos romanos, pero los
edificios y la estructura de la ciudad se mantuvo en pie. Es en el Renacimiento
cuando la ciudad se renueva, pero precisamente esa renovación se nutriría de
piezas pertenecientes a los grandes monumentos clásicos que aún perduraban. En
los años del Barroco se abrirían nuevas calles, edificando nuevas iglesias,
palacios y fuentes. En el XVIII el movimiento neoclasiscista se extendió por
toda Europa desde Italia, principalmente Roma. Toda una tropa de artistas,
arquitectos y literatos pasaron por allí, tomando ideas (y no solo ideas). De
la época contemporánea, observamos las múltiples transformaciones desde el
Risorgimento, pasando por las grandes obras publicas de Mussolini, y también
los destrozos de la II Guerra Mundial.
Un apartado con Apéndices amplía con la
expansión de Roma a través de la historia, toda la información, que está muy
bien interrelacionada, con múltiples notas además de una muy completa
bibliografía. En cuanto a ilustraciones, el libro en papel incluye treinta fotografías,
y añade enlaces para poder acceder al enorme trabajo iconográfico de la autora
(fichas de más de 1.500 fotografías y planos) en: www.edicionesevohe.com/Roma. En
la edición digital, cada capítulo incluye enlaces que llevan a fotos, planos y
mapas referentes al tema tratado, en total, 23 powerpoints.
El propósito de este libro es, según la
autora, ofrecer una síntesis útil, de fácil consulta, a quienes estén
interesados en su historia y arqueología. Propósito que cumple sobradamente.
Este no es un libro de divulgación, aunque tampoco es un tratado, por la manera
que está escrito. La visión de Roma que Pilar González nos ofrece es muy
personal, como una actual peregrina que se enfrenta, admirada y rendida ante
tal grandiosidad.
Fuensanta Niñirola (Ariodante)
Julio 2015