EL ANGEL SOMBRÍO
Johannes Angelos, (1955)
MIKA WALTARI
EDHASA, 1994
El ángel sombrío se
publicó en 1955, y su título original es Johannes
Angelos. Al reeditarse la novela en España e incluir pasajes que fueron
censurados en la edición de 1975, el título de la obra pasó a ser El sitio de Constantinopla: La caída del
Imperio bizantino. Esta costumbre de cambiar los título originales al
traducir las novelas (al doblar las películas, que también) es francamente
deplorable. Pero, entremos ya en materia.
La novela es una espectacular recreación de la caída de
Constantinopla bajo el imperio turco, en
1453. La toma de esta ciudad, símbolo y baluarte de la Cristiandad, representa
el desmoronamiento de la civilización occidental, de ahí que se haya tomado esa
fecha para marcar la entrada en la Edad Moderna. Mika Waltari describe una
situación desesperada: si la prometida ayuda papal no llega –y no llegó- las murallas
aparentemente inexpugnables de Constantinopla no podrán resistir el constante
bombardeo de los turcos, que tienen en sus filas a un excepcional artillero
húngaro, Orban, constructor de una bombarda letal. El emperador Constantino XI
será el último de los Paleólogos, sin descendencia y minado su prestigio
popular desde que se firmó la unión de las dos iglesias, latina y griega.
La novela sumerge al lector en la vorágine de una catástrofe
anunciada. La caída de la ciudad se ve venir y hay posiciones políticas contrapuestas.
Las dos facciones, griega y latina, están enfrentadas, y difícilmente se puede
preparar la defensa de una ciudad cuando un sector piensa que es mejor “estar
bajo el turbante turco que bajo la mitra papal”, mejor con el enemigo que con
los aliados, mejor la sumisión que la libertad. Este conflicto se ha repetido y
sigue repitiéndose tantas veces en la Historia, es tan actual…
La novela, narrada en primera persona, es el diario del misterioso
personaje Johannes Angelos o Jean Ange, desde que llega a la ciudad procedente
de la corte del sultán. Angelos quiere morir defendiendo la ciudad de su abuelo
griego, de hecho, tiene el convencimiento de que ha de ser así, que su destino
está marcado. A lo largo de la narración el lector irá descubriendo el pasado
turbulento y atormentado del protagonista, lleno de puertas abiertas,
escapatorias imprevistas, que le irán conduciendo irremisiblemente a su
destino; poco a poco el lector comprenderá la razón de su retorno y defensa de la
causa griega, aunque él sea considerado un latino, incluso un posible espía
turco.
Nacido en Avignon, hijo y nieto de griegos, secretario en
su juventud del cardenal Cesarini en Florencia, cruzado en Hungría, hecho
prisionero en la batalla de Varna por el sultán Murad, que lo conservó como
tutor de su hijo Mehmet, el actual sultán, la vida de Angelos parece seguir una
ruta marcada, que le lleva ineludiblemente a Constantinopla.
Pero hay más: desde el comienzo de la narración, Angelos
tiene un encuentro perturbador con una mujer, Ana, que le trastornará sentidos
y razón, y no podrá parar hasta conseguirla. Pero Ana es la hija de un político
jefe de la facción afín al turbante, que preferiría el apaciguamiento a la
lucha. La amada de Angelos mantiene con él una relación de amor-odio, una
pasión que hasta el último momento no sabremos si es juego o realmente amor, si
hay traición encubierta, por encargo de su padre, o si es a éste al que
traicionará. Esta tensión se ve muy bien reflejada en la novela, perfectamente imbricada
con el resto de la trepidante acción.
Ante la inminencia de la muerte, los hombres sacan de sí
lo mejor y lo peor. Toda la novela es pura tensión entre contrarios:
vida-muerte, amor-odio, fidelidad-traición. Y está llena de simbolismos, como
el de los borceguíes de pórfido/púrpura, imagen que Angelos conserva desde su
infancia y que le acompañará hasta el final. Los personajes centrales y
secundarios tienen rasgos fuertes: Angelos, su devoto criado Manuel, la bella
Ana, el genovés Giustiniani, el germano Grant, el megaduque griego Notaras, los
jefes venecianos, el patriarca Genadios, el emperador Constantino, y Mehmet, el
sultán turco. Todos ellos están definidos en relación a su papel en la
tragedia.
Waltari crea unos personajes enérgicos, arquetípicos, e
introduce en ellos creencias milenarias. Johannes Angelos, en su diálogo
consigo mismo (con su otro ángel),
plasma dudas, miedos, reflexiones ante
la vida y la muerte, ante el amor que crece en su interior, destrozando la
razón y dando rienda suelta al cuerpo. Angelos reúne en sí todas las
características del Creyente, al sumar las herencias griega, latina e incluso
mahometana. Waltari lo expresa de modo genial por boca del protagonista: “¿Quién
soy yo? Soy el Occidente y el Oriente, soy el pasado irrevocable, soy la fe sin
esperanza. Soy la sangre de Grecia en las venas de Occidente.”
Ideas recurrentes son las de la predestinación, el eterno
retorno, el fin de la civilización… El sentimiento de que lo vivido por sus
ancestros vuelve a manifestarse en su persona, y que en el futuro retornará,
cual ave fénix. La predestinación, el fatum,
está asimismo presente en la narración y en el protagonista, que ya ha recibido
en Varna el aviso de su ángel (“Nos volveremos a encontrar en la Puerta de San
Romano”).
Mika Waltari |
El fin del mundo cristiano, idea central: la civilización
occidental se verá destruida entre otras causas por los ataques de bárbaros y
musulmanes, por su degradación y debilitamiento, por el enfrentamiento de las
diversas facciones: latinos/griegos, genoveses/venecianos, pro-cristianos
/pro-musulmanes… Y por la traición, que sobrevuela toda la narración. “Esta
ciudad –dice Angelos a Ana- es como una vieja urna de oro, cuyas piedras
preciosas se han desprendido, mellado y desgastado sus ángulos y aristas. Pero
aún guarda el encanto de lo que fue. (…) Antes destruida y anegada en sangre.
Esta es la última Roma. En vos y en mí alientan los milenios. Antes, pues, la
corona de la muerte, la corona de
espinas de Cristo, que el turbante turco, ¿lo comprendéis?”
Escrita desde un único punto de vista, pero de modo ágil,
ameno, pasional, impacta al lector, que vivirá la suerte de la ciudad y de sus
protagonistas como si de él mismo se tratara. Emotiva, dramática, y a la vez
bien documentada y ambientada sin que ello se note, lo cual es un verdadero
mérito. Novela imprescindible para todo amante de la literatura histórica y la
literatura en general.
Ariodante
Agosto 2015