KAZUO ISHIGURO
Título original: An
artist of the floating world (1986)
Traductor: Ángel Luis Hernández Francés
Compactos Anagrama, 2009
Traductor: Ángel Luis Hernández Francés
Compactos Anagrama, 2009
Ishiguro sumerge al lector en el mundo
japonés, en esta su segunda novela, por
la cual recibió el galardón Whitbread de Literatura. El la primera, Pálida luz en las colinas (1982) narraba
la historia de una mujer japonesa afincada en Inglaterra, y en ella se
mezclaban los recuerdos de su país con la vida en Occidente. En la novela que
nos ocupa, la narración está situada por completo en el Japón de la posguerra,
aunque hace incursiones a bastantes años atrás, ya que el narrador, Masuji Ono,
un anciano artista retirado en su enorme y maltrecha mansión, cuenta en primera
persona sus recuerdos, mezclados con los problemas de su relación con hijas y
nieto en la actualidad (1948-50).
Hay que aclarar, para los que no estén
familiarizados con la cultura y arte japonés, que la expresión “pinturas del mundo flotante”,
presente en el título, remite al término Ukiyo-e,
género artístico gráfico japonés, muy popular, desarrollado desde el siglo XVII
al XX por el medio de la xilografía o
técnica de grabado en madera. Retratan un mundo flotante de belleza y placer, un
mundo irreal, de luces y colores en una atmósfera imaginaria. Se trata de la
“estampa japonesa” que se empezó a conocer en Europa a mediados del siglo XIX, causando un gran impacto en el mundo
artístico, que por esa época también estaba en plena ebullición con los
impresionistas.
Diversos temas están contenidos en la
narración: nociones como culpa, traición, perdón, vergüenza, y una gran nostalgia
del mundo desaparecido tras el terremoto de la guerra. Elementos simbólicos como
el fuego, la propia simbología artística, el papel del artista en la sociedad,
etc. también se pueden destacar de la novela. Y sobre todo, a lo largo de ella,
se respira el contraste entre Oriente y Occidente, la cultura tradicional
japonesa y la cultura occidental, simbolizada aquí por las aficiones del nieto,
entusiasmado con El Llanero Solitario y Popeye, (mientras que su abuelo es
incapaz de reconocer tales personajes) y los cambios arquitectónicos y sociales
de la ciudad, el lento resurgir del nuevo Japón, mientras que los recuerdos del
anterior aún están vivos en las mentes de muchos.
El anciano protagonista se encuentra ante
un dilema: ha de casar a su hija menor, Noriko. Sépase que en el Japón, hasta
bien mediado el siglo XX, era costumbre que los matrimonios fueran arreglados
entre las familias, muchas veces sin conocimiento de los hijos/as. Generalmente
se ocupaba de ello un intermediario o nakôdo,
que investigaba a la familia que hacía la propuesta, y llevaba el peso de las
negociaciones, hasta el encuentro formal o miai,
(lo que en otros tiempos en España se llamaba “petición de mano”) donde las dos
familias festejaban juntos y se presentaban a los novios.
Noriko había sufrido ya un desaire en una
anterior propuesta de matrimonio, que se canceló por motivos no claros. Así,
Ono pone todo su interés y apoyo en ayuda de su hija. Porque, además, es
llevado a considerar que pueda ser su propio pasado el motivo del rechazo a su
hija.
A lo largo de su vida, el viejo artista ha
incurrido en comportamientos, decisiones y posturas políticas que en la actualidad (la de la novela, es
decir, la posguerra) se consideran sospechosos o humillantes, cuando no
claramente delictivos. Por tanto, el artista hace un recorrido por los que
fueron sus amigos y los que dejaron de serlo, para recomendar el silencio o al
menos, la abstención de información en el caso de ser requeridos por el nakôdo.
El autor se vale de este subterfugio para
hacer memoria, mostrando los recuerdos del narrador, que a veces son engañosos,
porque la edad, la culpa o el remordimiento juegan malas pasadas a la mente.
Ono experimenta sensaciones y sentimientos contrapuestos: al principio no se
siente partícipe de los resultados de la guerra. Después comienza a darse
cuenta de que toda acción pasada tiene su
implicación en el futuro y que ha de cambiar su actitud si desea
asegurar el porvenir de su hija Noriko.
Los aficionados al cine que conozcan la
filmografía de Yasuhiro Ozu, observarán que esta novela tiene mucho parecido
con la mayoría de los filmes del gran director japonés, sobre todo, los
realizados a partir de la posguerra: el contraste entre el Japón imperial y el
Japón democrático, el choque de las
costumbres tradicionales con las nuevas, que proceden del vencedor y que son
aceptadas por los jóvenes con ilusión, mientras los mayores, que han
participado en la guerra, sienten nostalgia del pasado. La vida familiar, el
tratamiento de la muerte…en la novela, la mujer de Ono ha muerto a causa de un
bombardeo, y también su único hijo, Kenji, participando como soldado en la
campaña de China. Algunos amigos se han suicidado, e incluso sus hijas y
parientes temen que Ono pudiera hacer lo mismo, como expiación de su culpa.
Otro elemento a destacar en la novela es
la nostálgica mirada que el viejo artista dirige a la ciudad, comparando los
barrios arruinados por la guerra, barrios que en otra época bullían de vida y
de negocios, y las nuevas edificaciones que van apareciendo en estos años donde
Japón inicia su reconstrucción y su cambio de paradigma político.
Ono va recordando la relación con su
padre, además de las mantenidas con sus diversos maestros artísticos; las del
pintor con sus alumnos, más adelante; la idea de la traición, no solo política
sino también artística, cuando Ono abandona las teorías del “mundo flotante”
para buscar nuevos horizontes pictóricos, huyendo de la rigidez académica.
Los diálogos y las situaciones, también
llevan a recordar las películas de Ozu: nunca hay afirmaciones directas ni
contundentes, todo son perífrasis corteses, indirectas insinuaciones hechas con
la mejor de las sonrisas. Solo al niño, símbolo del futuro, se le permite
expresar afirmaciones rotundas.
Novela corta pero densa, muy bien
hilvanada y estructurada, en la que Ishiguro ya demuestra su dominio del lenguaje
y la poética de su narrativa.
Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) Escritor británico de origen japonés. A partir de los
seis años de edad vivió en Inglaterra, donde recibió una formación académica
absolutamente occidental, desde la educación primaria hasta los estudios
superiores, que cursó en la Universidad de Kent. Posteriormente se doctoró en
Escritura creativa por la Universidad de East Anglia, donde recibió una marcada
influencia del novelista Malcolm Bradbury, quien había fundado e impartido
dichos cursos doctorales. Comenzó a darse a conocer en los círculos literarios
del Reino Unido a comienzos de la década de los ochenta, aunque previamente ya
había conseguido que le publicaran algunos artículos y relatos en varias
revistas literarias.
Fuensanta Niñirola