VICTOR SAN
JUAN
Nowtilus,
2016
Es
esta una novela que conjuga muchos aspectos, pero si hubiera que definirla de
algún modo, yo la calificaría de aventuras históricas. Y si me apuran, de
aventuras históricas navales. Sin embargo, hay mucho más; una iniciación a la
vida, temas de corte científico, incluso filosófico, todo muy bien aliñado de
modo que el lector se introduce en todo ese conjunto de un modo natural. Es una
narración muy bien estructurada, desarrollada con un lenguaje muy cuidado y que
resulta entretenida a la par que interesante, informativa a la vez que
imaginativa.
Se
basa doblemente en la historia: por una parte, en la expedición que en 1795
partió bajo el mando del general Álava, jefe de la escuadra, y que acabaría
completando la vuelta al mundo, en 1802, tras cinco años de estancia y operaciones
navales en Filipinas. Pero por otra, de
modo a veces alternativo y a veces inserto en la propia historia de la
expedición, se traza un paralelismo con el viaje de Magallanes/Elcano, cuyo
barco circunnavegó la Tierra por primera vez.
Esa navegación circular es la que da base para que el autor tome el
concepto de infinito, que reflejará en diversas conversaciones a lo largo del
texto.
El
argumento es éste: a bordo del Europa,
buque insignia de la escuadra expedicionaria, viaja un científico francés, Jean
de Nemours, con el objetivo de instruir, manejar y cuidar dos aparatos en fase
de experimentación: un barómetro para predecir temporales y un cronómetro o
reloj exacto para hallar la longitud. Por tanto, encontramos un valor añadido a
la historia: la investigación científica. Las vicisitudes y aventuras que les
ocurren, así como los comentarios y lecturas sobre anteriores exploraciones,
constituyen el cuerpo de la narración.
El
joven ayudante y criado del científico galo, Jacques Pirou, será el narrador de
la historia principal, aunque habrán insertos a lo largo de la narración: tramos
en los que Nemours irá contando a su joven ayudante (y de paso, al lector) no
solo el viaje de Magallanes, sino también las principales expediciones
científicas (Cook, Bouganville, La Perouse, Malaspina…), los avances ilustrados
y reflexiones de toda índole que ayudarán al joven con una aprendizaje
intensivo.
Hay,
pues, varias voces: Pirou es el narrador principal, pero también su mentor,
Jean de Nemours, ocupa un espacio importante como narrador de las expediciones
y los descubrimientos anteriores. Y su ayudante, criado y amigo toma a veces el relevo leyendo –y aui se introduce
una tercera voz, la de los textos leídos- pasajes de los libros que le cede su
amo sobre la historia expedicionaria o la científica. Otros personajes también
introducen relatos, de modo secundario, sobre hechos que Pirou no ha podido
presenciar.
Este,
es, digamos, el marco. Pero hay más: se desenreda otra historia, mucho más
intimista y personal, y lo hace de modo paulatino; se trata del aprendizaje
vital, no ya científico sino emocional, de un adolescente (Pirou) que poco a
poco se convierte en un joven que va descubriendo no solo los valores náuticos
sino también los humanos. Que descubre la amistad y la lealtad, pero también la
envidia, la crueldad y la traición; descubre asimismo el amor con sus goces e
inquietudes pasionales. El joven, en el decurso del relato, abrirá su corazón
al contar sus aventuras militares, náuticas, amorosas y amistosas. Jacques
Pirou acaba madurando y convirtiéndose en un hombre, a lo largo de estos años.
Vivirá el lector por intercesión suya, momentos tremendos, luchas internas,
motines, temporales, batallas, distintos problemas que acaecieron a lo largo de
esos años expedicionarios. Una iniciación a la vida, a la vez que todo un
relato histórico.
El
autor, a lo largo de la novela, busca la similitud con el lenguaje de la época,
y lo hace de modo muy ponderado y eficaz, lo que contribuye a crear el ambiente
propicio para la inmersión en el pasado. En diversos momentos se suceden
conversaciones que rozan casi lo filosófico,
creando también el clima de la época ilustrada, donde todos esos dilemas
tenían lugar. El equilibrio entre la novelación histórica y la narración
ficcional es excelente, propiciando una lectura amena y a la vez instructiva.
Una novela, pues, de gran equilibrio entre la aventura y la reflexión, entre la
revisión del pasado y un presente de fuertes emociones. Altamente recomendable.
Escritor, ingeniero y navegante, Víctor
San Juan (Madrid, 1963), cursó estudios de Ingeniería Naval e Ingeniero
Técnico de Obras Públicas en la Universidad Politécnica. Es diplomado en
sistemas de calidad ISO 9.000, y posee títulos de patrón de litoral, patrón de
yate y capitán de yate. Alterna el ensayo con la novela, y su producción es ya
extensa. Puede informarse el lector en su blog: https://victorsanjuan.wordpress.com/category/blog/
Ha ganado el premio Nostromo de
literatura marítima dos veces, en 2001 y 2011, siendo finalista en 2009. En
2006 recibió la medalla de la Fundación San Telmo de las Letras de la Mar.
Fuensanta
Niñirola