EL ARBOL DEL AHORCADO
Y OTROS RELATOS DE
LA FRONTERA
DOROTHY M.
JOHNSON
Introducción : Alfredo Lara
Traducción de Gonzalo Quesada
Colección: Frontera / FR-005
ISBN: 97884-7702-754-6
págs: 304
Valdemar, 2013
Junto a “Indian Country”, la otra recopilación
de relatos que también publica Valdemar, este libro constituye el núcleo
fundamental de la narrativa corta de D.M. Johnson. La autora de Montana muestra
en ellos una gran profundidad psicológica y un fuerte deseo de retratar a las
personas reales que existieron y sirvieron de fundamento a los mitos y la épica
del Lejano Oeste. Su interés y conocimiento de la cultura de los indios de las
llanuras y de los modos y costumbres de los pioneros que colonizaron el estado
de Montana son el detonante y la materia prima de sus narraciones, teniendo casi
todas ellas como escenario algún rincón de Montana. Muchos de estos relatos
fueron publicados en revistas como The
Saturday Evening Post, Argosy, Collier’s o Cosmopolitan, revistas todas
ellas que han sido paradigma de la cultura popular y de la literatura comercial
norteamericana.
Sobria y escueta en su estilo, Johnson muestra
una amplia gama de tonalidades, y en sus narraciones pasa de la tragedia o la
épica al humor, teñido a veces de melancolía, de realismo y
brutalidad…recurriendo con frecuencia a un lirismo y una ternura que emocionan
al lector.
El universo que encontramos en estas
historias está pleno de vaqueros, diligencias, indios, tramperos, bisontes,
buscadores de oro, predicadores enloquecidos, personajes míticos del Far West.…
son narraciones sobre lo que ocurrió realmente durante el siglo XIX; buena
parte de la historia de la formación de los Estados Unidos. La mirada que la
autora les dirige es a veces cálida, a veces distante, pero siempre con un
punto de ternura, incluso cuando desarrolla situaciones altamente dramáticas,
centrándose en periodos y ambientes específicos del western.
Johnson ha mantenido una magnífica
relación con el cine: no sólo porque -como ella misma ha afirmado- es una
entusiasta del western en la gran pantalla, sino porque la adaptación de sus relatos al cine ha sido
bastante notable, sobre todo en manos de un gran cineasta como John Ford, al
cual le han venido como anillo al dedo los textos de la autora de Montana. Ella
es un buen ejemplo, por otra parte, de lo que el western cinematográfico ha
podido recibir de la literatura que le ha servido de inspiración. Fueron los
cineastas quienes buscaron adaptar sus relatos.
De esta serie de relatos, nueve son cortos
y el décimo, largo, que es el que da título al libro. Casi todas están
ambientadas en el siglo XIX, más temprano o más tarde.
La hermana perdida
es una narración increíblemente lúcida en su dramatismo. La cuenta un niño que
vive con su madre y tías mayores. Señoras ya maduras y devotas se enteran que
una de sus hermanas, raptada por los indios de niña, ha sido localizada y
recuperada. Esto causa un enorme revuelo en la casa, las hermanas se
entusiasman por el reencuentro, y la casa bulle de preparativos para su
recibimiento, sin imaginar por un momento que la mujer que va a llegar, tiene
unos cuarenta años, de los cuales casi en su mayoría los ha pasado con una
tribu india, se ha casado con un indio y ha tenido un hijo mestizo. En suma…es
una india. Y no habla inglés.
En La ultima bravata, unos malhechores («Nací fuera de la ley y
básicamente me he quedado fuera de ella») son finalmente aprehendidos y
llevados a la horca, y los recuerdos de uno de ellos, Wolfer Joe componen este
relato, con unos recuerdos antes de morir. Son los recuerdos de un amor
frustrado.
Bandido improvisado es la siguiente narración,
en la que un vaquero se ve envuelto en un buen lío al implicarse casualmente
con una banda de atracadores.
El hombre que conoció a Buckskin Kid es también otro juego de
carambolas que un granjero recuerda cómo, cincuenta años atrás, estuvo en
contacto con un pistolero y una violenta banda, y cómo una intervención ajena
le libra de un futuro desastroso.
Un regalo junto a la carreta trata una historia que tiene un anclaje en el pasado: una familia
de granjeros recoge a un hombre
malherido y le cuida. Y los recuerdos resurgen en este hombre, en cuyo lejano
pasado ocurrieron unos dramáticos hechos que ahora querrá aclarar.
En Tiempo de grandeza un hombre recuerda un suceso que le ocurrió a
los diez años, cuando sus padres lo enviaron a trabajar para un viejo y ciego
hombre de las montañas, que tras vivir múltiples aventuras, se ve en su
ancianidad recluido en su cabaña con su caballo y su squaw que le cuida y necesita ayuda. La relación del niño con el
viejo es distante pero en el fondo no falta un atisbo de ternura.
Diario de aventura vuelve al tema de los encuentros casuales: un
joven aventurero del Este, estudiante de Latín y Griego, que ha estado viviendo
temporalmente con unos indios crows,
para conocer sus costumbres, tiene, tras un ataque de indios cheyennes, un accidente: se encuentra
aislado, solo, y con una pierna rota en plena montaña a punto de comenzar el
invierno. Va escribiendo breves notas en su diario, destinado a quien le
encuentre, y sobre todo, pensando en su novia, que quedó allá en Vermont con la
promesa de su retorno y casamiento. La vida cambiará sus proyectos. Cómo lo
hará y las casualidades que el destino le depara son el tema de esta narración.
La historia de Charley es una complicada red de
encuentros y desencuentros, en el que la
vida errante de dos jóvenes pioneros que quieren empezar su vida común en el
Oeste, se ve trastornada por las circunstancias hasta el punto de lanzarles a
puntos opuestos. Una chica que se hace pasar por chico, para sobrevivir en un
mundo de hombres violentos, un joven emprendedor que ve truncarse sus
esperanzas, una dramática historia de amor y azar.
La squaw de la manta es la única que está
narrada desde un tiempo más cercano, aunque luego los recuerdos llevan al
lector a un pasado más lejano. Las relaciones contrastadas entre dos niñas y
después jóvenes, una blanca y la otra india, pero educada entre blancos, muestra
el conflicto entre razas, como el primer relato del libro, La hermana perdida.
Finalmente El árbol del ahorcado cierra el libro con esta magnífica narración
larga, que la mayoría conocerá por el cine, a cuyas pantallas fue llevada por
Delmer Davies en 1959: en la época de la fiebre del oro, a un caótico y pobre poblado
minero de Montana llega Joe Frail (Gary Cooper), un extraño y contradictorio
médico sobre el que parece pesar un oscuro pasado. Tras el asalto de unos
bandoleros a la diligencia, la única superviviente resulta ser una inmigrante
suiza (Maria Schell) que, a causa de una insolación, se queda ciega. De
cuidarla hasta que recupera la vista se ocupará Frail. El empecinamiento de la chica suiza en
asentarse en aquella violenta población minera y la lucha por la supervivencia,
con una historia de amor por en medio, constituyen una de las más bellas
narraciones, contada con sencillez y sobriedad.
El espíritu de los pioneros, la lucha
-muchas veces épica- por la supervivencia, personajes normales en situaciones
límite, reencuentros inesperados, el azar del destino, los recuerdos y
explicaciones retrospectivas, son características que forman un hilo conductor
que guiará al lector y le hará identificarse con los protagonistas, o al menos,
vivir las historias que se nos cuentan con gran emoción.