JAVIER CACHO GOMEZ
Prologo de Manuel Toharia
EDITORIAL FORCOLA, col. Periplos
Edición: diciembre 2011
ISBN: 978-84-15174-31-8
MagnÍfico libro de viajes para los aficionados a las exploraciones y a la
aventura, ademas de la historia. Escrito con carácter divulgativo, con amenidad
y profusión de anécdotas, este texto relata y explica al lector el proceso que
siguieron los exploradores para llegar a la Antártida y la culminación en el
descubrimiento del punto exacto del Polo Sur geográfico, además de localizar el
magnético -variable- en esa fecha. No solo se batió un récord llegando al Polo
Sur por primera vez, sino que se consiguió realizar una serie de
investigaciones y descubrimientos científicos importantes, a la vez que experimentar
diversos medios de supervivencia y de transporte en un clima tan extremo, ya
probados anteriormente por Shackleton, el propio Scott y Amundsen, así como
otros exploradores en intentos anteriores. Pero principalmente, este libro nos
da cuenta de una inmensa competición, una batalla heroica entre dos grupos
expedicionarios (británico y noruego) en demanda de la conquista del Polo.
En el primer tercio del libro, el autor nos pone al día con los
antecedentes, no solo de las expediciones antárticas sino de las experiencias
previas tanto de Scott como de Amundsen. Desde que Cook circunnavegó el
continente austral en 1773-74, avistando la banquisa antártica, se sucedieron
expediciones y diversos intentos mas o menos afortunados de acercarse al gélido
continente desconocido, y de todas ellas o las principales Javier Cacho da una
somera explicación, si bien se concentra en las últimas, la del belga De
Guerlache y la de Scott, Wilson y Shackleton con el Discovery, así como
de la del propio Shackleton en solitario con el Nimrod.
De Guerlache viajó a la Antártida en 1897 en el barco noruego Bélgica,
llevando como segundo oficial a un joven Amundsen, y al Dr. Cook, que luego
disputaría a Peary el honor de llegar antes al polo Norte. Los expedicionarios
del Bélgica fueron los primeros que pasaron el invierno en el Antártico.
Esta experiencia y la que después hizo famoso a Amundsen, el recorrido exitoso
por el legendario Paso del Noroeste a bordo del pequeño velero Gjoa, le animaron a preparar una expedición al Polo
Norte y encontrar el polo magnético.
Como bien dice Manuel Toharia en su prólogo, no es tanto la parte
científica sino la aventurera la que
nos atrae y atrapa la atención, llevando
de la mano al lector hasta hacerle sentir el frío polar en sus huesos, la
ansiedad por alcanzar la siguiente meta, el gruñido de los perros, el hambre o
la emoción de los maravillosos paisajes que van encontrando.
Sin embargo, es también muy interesante comprobar como la aparente
disparidad de ambos exploradores, Scott y Amundsen, van poco a poco
convergiendo y llegando a un paralelismo vital muy curioso, que les unirá en su
muerte, puesto que ambos terminan su vida entre las nieves, ambos de modo
heroico y honorable. Nunca se encontraron personalmente, solo hubo un contacto
por escrito: el telegrama en el que Amundsen le comunica a Scott su cambio de
planes y que finalmente se dirige al Polo Sur, casi al mismo tiempo que lo esta
haciendo Scott. Y por otra parte, la carta que Scott encuentra en el depósito
instalado por Amundsen en el Polo, demostrando que ha llegado primero.
En el primer tercio del libro, pues, se nos pone en antecedentes de las
anteriores expediciones y el historial de los exploradores, después se ocupa de
los preparativos de Scott y de Amundsen para sus respectivas expediciones, así
como del comienzo de ambas. A partir de ahí, Cacho alterna los capítulos
narrando el avance de los noruegos con el de los británicos, creando un
paralelismo casi novelesco. La sensación de estar participando en esa aventura
es cada vez mayor. Resulta conmovedora
la última parte del libro, en la que relata el retorno de ambas expediciones
tras haber culminado en el Polo su trayectoria, conflictiva en la noruega,
dramática en la británica. Posteriormente narra el impacto mundial de ambas
empresas, la emotiva publicación de los diarios de Scott, con los que entra
directamente en la leyenda, y la continuidad de las exploraciones -esta vez,
si, al Polo Norte- de Amundsen, así como su heroico final, que borra las
posibles inconveniencias errores o injusticias anteriores de su vida como
explorador.
Aunque el autor aporta los suficientes datos científicos para que el lector
comprenda no solo la elección de los procedimientos, rutas, medios de
transporte y demás en cada una de las expediciones, los datos técnicos no solo no empañan el conjunto, haciéndolo
aburrido o pesado, sino que, por el contrario, enmarcan perfectamente la
narración; la aventura es la protagonista del libro. Es uno de esos casos en
los que se puede decir que la realidad supera a la ficción.
La divergencia de ambos exploradores y de sus planes es manifiesta: cada
uno proyecta una ruta distinta. Scott quiere seguir la ruta marcada por su
antecesor Shackleton, que considera “territorio británico”, mientras que Amundsen,
quizás por la misma razón prefiere usar una distinta, y siempre pareció sentir
un cierto resquemor por haber ocultado sus planes, hasta el ultimo momento (sus
planes públicos, como sabemos, eran dirigirse al Polo Norte y fueron cambiados
por una serie de razones, entre ellas, la llegada al Norte del Dr. Cook y de
Peary poco antes de salir).
Los medios de transporte y el proyecto del viaje, por otra parte, eran
distintos. El uso exclusivo de perros
por parte de Amundsen, entrenado por los esquimales en su viaje al Paso del
Noroeste, divergía de Scott, que prefería los caballos siberianos aunque
también llevase perros como suplemento. La composición del grupo era mucho mas
numerosa en la británica, mas interesada en las investigaciones científicas, y se
componía de hombres de ciencia a veces poco expertos en moverse por la nieve.
En el verano antártico, ambos grupos expedicionarios fueron desembarcados,
retornando los buques que los habían transportado, para evitar quedarse
aprisionados entre los hielos. Mientras, los expedicionarios montan sus bases
(en Cabo Evans los británicos, en la Bahia de las Ballenas los noruegos) y se
preparan para pasar el terrible invierno antártico.
Javier Cacho |
Al comienzo de la primavera siguiente, ambos se ponen en marcha. Ambos
señalizan la ruta y van dejando en ella depósitos con alimentos y utensilios.
Amundsen viajaba con un pequeño grupo humano y los perros para tirar de los
trineos, mientras que Scott manejaba un complejo sistema de relevos humanos
hasta quedar finalmente un grupo de cinco hombres que fueron los que llegaron
al Polo... y murieron después, habiendo sufrido la desilusión por su fracaso.
En general, además de contar la aventura de modo ameno e interesante, la
opinión que el autor sustenta es de que no fueron tanto el sistema de
transporte o la organización del viaje como los fuertes cambios climáticos
imprevistos para esas fechas, así como desafortunadas incidencias con varios
miembros del grupo lo que acabó con las vidas de los cinco expedicionarios
británicos. En cuanto a la competición, ciertamente los noruegos tenían una
preparación menos científica pero sí más
práctica para sobrevivir en la nieve. En suma, el autor viene a destacar que,
al margen de la competición establecida, ambas expediciones llegaron
efectivamente al polo, que es lo más importante. Y si bien Scott no llegó el
primero, consiguió muchas muestras científicas y observaciones que ayudarían a
mejorar el conocimiento de la Antártida.
Ambas expediciones fueron, pues, importantes, y solo el dramático final
de los cinco británicos puso la nota amarga en todo el proceso. Javier Cacho ha
realizado un magnífico trabajo al contarnos esta historia. Además del excelente
prólogo de Manuel Toharia, acompañan al
texto algunas fotografías y mapas (estos, quizás poco precisos) y una
bibliografía suficiente sobre el tema.
Ariodante
Reseña publicada en el número del mes de octubre de la Revista General de Marina
3 comentarios:
Que pinta tan estupenda. Me atrae mucho el tema. Emocionante seguro.
Suena muy interesante. Ya sólo al leer tu reseña me entra frío... Saludos cordiales y felicidades al autor.
Ariodante...últimamente, desde que leí a Anne Fadiman y el viaje que hice a Norway este verano,estoy entregada a las expediciones de Amundsen y Scott. Ambos viajes me apasionan y estoy leyendo sus diarios. Vi el libro que nombras, y la verdad...no me dijo mucho. Lo mismo es que no le dí la oportunidad debida,...el caso es que lo ojee, lo abrí y no me pareció tan interesante como leer de los propios protagonistas la historia que ambos exploradores vivieron. Te recomiendo "El peor viaje del mundo" de Garry...es genial!!
Un abrazo muy grande!!!
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