DE MARTA QUEROL
EN EL ATENEO MERCANTIL DE VALENCIA.
Ayer, en una
tarde ventosa y fría para el apacible invierno valenciano, se produjo un
importante evento literario, en el amplio y clásico espacio del Ateneo Mercantil valenciano. Hacía tiempo que no asistía a un acto de tan
amplia concurrencia y de efecto tan avasallador. Sí, porque Marta Querol arrasó,
dejó al público anonadado y completamente rendido a sus pies. Porque no fue una
presentación de libro normal, de las que estamos habituados por lo común. No; se
encargaba de la organización María Vicenta Porcar, una mujer que, como el
general Sherman, deja huella a su paso, una huella incendiaria. Y cuando ella
organiza algo, arrasa.
Lo primero que
hizo María Vicenta, tras un saludo al amplísimo público que desbordaba la sala
( hubo que habilitar el salón de actos, ante la avalancha de asistentes) fue
presentar a los componentes de la mesa y el estrado, un impresionante elenco de
participantes: por un lado, la emotiva y deliciosa cantante Cris Blasco, cuya
voz, dúctil y maleable, es capaz de acoplarse a una amplísima gama de
registros. La acompañaba al piano, en esta ocasión, Daniel Picazo, que, además
puso un tenue fondo musical a otras intervenciones. Cris cantó varias
canciones, alternándolas con las lecturas de textos. Porque la otra banda de la
mesa estaba compuesta por tres magníficos actores: Carmen Rochina, Boro Guzmán
y la incomparable Luisa Gavasa. Los tres fueron leyendo fragmentos escogidos
(muy bien escogidos) de la novela que
presentaban. Y en algún momento, hasta la propia Cris les acompañó. La lectura
de textos siempre hace muy cálida una presentación. Porque no hay nada mejor
que el texto se presente a sí mismo, en directo, leído por una buena y modulada
voz.
Tras todas estas
actuaciones, intervino el verdadero presentador del libro, Rafa Marí, del que
no hace falta que abundemos en datos
sobre el porque es un veterano
periodista de todos conocido en Valencia. Rafa estuvo simpático, comentó el
libro comparando determinados pasajes o personajes de la novela con algunas
películas clásicas ( es conocido su cinéfilo)
y expuso la idea de que la obra de Marta hace a la ciudad de Valencia un
protagonista más, puesto que la ambientación general de la novela ( y de la
trilogía de la que forma parte) esta situada en la Valencia más cercana
históricamente: desde la posguerra a la
actualidad, y reconocemos en ella una serie de edificios, empresas o rincones
emblemáticos de la ciudad que Marta rescata. Resaltó, asimismo, el buen pulso
narrativo y la hondura psicológica que se desprende de la obra. La saga de los
Lamarc y los Company parece tener verdaderos problemas entre madres e hijas.
Pero también hay otras guerras ente mujeres: Verónica y Elena conforman un
duelo como el de Mercedes McCambridge y Joan Crawford en el filme Johnny Guitar. En todo caso, ambas son
mujeres duras de pelar, como las mujeres de la novela.
Finalmente,
Marta, a la vez emocionada y un poco nerviosa ante tanta afluencia de público,
intervino, con el aplomo y las tablas que la caracterizan ante el micrófono.
Nos contó como estructuró la novela dentro de la trilogía, como hubo de
relacionar las partes entre sí, de qué guerras trata la novela: la personal de
Elena, la de Elena y Verónica, y la guerra en Oriente Medio que en la parte
final se ve inmersa la protagonista. Personajes que son víctimas de su propia
historia personal, y que tienen mucho de la historia de la propia Marta y de su
familia, rescatadas muchas anécdotas y temas para incorporarlos, con los
ajustes necesarios, a la novela. Marta también destacó el protagonismo de la
ciudad, Valencia, de la que ella se siente personalmente orgullosa, la Valencia
que desde la posguerra acá ha tenido una historia reciente llena de
emprendedores, a nivel económico ha sido una de las regiones más avanzadas de
España, etapa que Marta quiere recuperar, utilizando para ello personajes que
montan una empresa como la de su propia familia, y las vicisitudes que todo
ello conlleva, demostrando que también había mujeres (y las sigue habiendo) con
talante emprendedor y con fuerza moral para arrostrar las dificultades y salir
adelante en la vida.
Cerró el acto una
canción de Cris especialmente dedicada a Marta, que la escuchó con emoción
contenida. Agradeció a los asistentes su presencia y se levantó la sesión. Al
salir, el frío de la noche valenciana parecía menor por la calidez que
durante hora y media se nos transmitió a
todos. Deseamos desde esta atalaya una feliz andadura a la novelista, y
esperamos la tercera parte de la trilogía con verdadero interés.
Ariodante